El desnudo en la pintura es un tema muy común. La experiencia visual de esta modalidad del arte pictórico dependerá de lo que el artista «vea» en ese cuerpo y sea capaz de expresar mediante su técnica y sensibilidad. Y puede plasmar desde los matices nacarados de la piel hasta el dolor oculto tras ella.
Estos desnudos que he seleccionado se caracterizan por comunicar algo más que la belleza de un cuerpo que posa. A mi parecer, llevan el sello de una inspiración profunda, capaz de trasmitir sensaciones a partir de la forma y movimiento del cuerpo humano.
Un detalle importante que hace muy interesantes estos desnudos es el contexto en que están, los objetos, naturales o no, que los rodean. El cuerpo no queda aislado ni es el único protagonista; se comunica con el resto del mundo. Y estas relaciones entre las cosas y el hombre crean un lenguaje propio y único en cada cuadro. Quizá nos acercamos al misterio del arte.
También es primordial en la estética de todo desnudo el movimiento. Como ser vivo, el cuerpo humano debe expresar ese movimiento, y ser tan natural que apenas se note. La postura elegida en el modelo es clave para que la obra sea atrayente. La línea que sigue la forma del cuerpo es algo así como el ritmo, la música interna de la pintura.
Por último, la luz y el color. Su sabia distribución nos hará viajar por el cuadro con placer; extraerá toda la belleza a la materia. A veces, he llegado a pensar si la luz es la esencia de la pintura, ya que en ella hay algo intangible, que maravilla y cautiva. Pero el arte es algo tan complejo que no puede reducirse a un solo elemento.
Aquí os dejo estos desnudos preciosos contando, cada uno, su historia.
Antonio Cazorla
William Bouguereau
Eduardo Naranjo
Jules Lefebvre
William Adolphe Bouguereau
Georges de la Tour
Camille Corot
Joaquin Agrasot
Montserrat Gudiol
Gustav Lingner
Laura Knight
Jan Van Eyck
Alex Alemany
Renoir
Paul Gauguin
Paul Gauguin
Francesco Melzi
Giorgio de Chirico
Felix Vallotton